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Un espacio vacío

April 16, 2022

Desde un inicio tenía claro que no podría meter muchas cosas al cuarto básico. Ya tenía en mente los mueble indispensables que me permitirían llevar a cabo las actividades básicas. Tendría un sillón en el cual poder sentarme a leer. Ese sillón tendría que transformarse en cama durante las noches. Tendría un librero para algunos de mis libros. Tendría una mesa multiusos, ahi principalmente comería pero también escribiría, leería, y hasta sería mesa de apoyo a la hora de cocinar. Esos serían las tres piezas de muebles esenciales. Tendría un closet abierto sobre el muro que divide al baño del cuarto. Tendría un banquito que funcionaría como mesa lateral y también como buró. Tendría una banca baja junto a la ventana principal para colocar un par de mis objetos favoritos. Habría dos sillas y dos canastas, una para ropa sucia y otra para las sabanas y cobijas. Tan solo con eso el espacio estaría lleno, pero aun así, cuando lo puse todo adentro, el espacio se sentía más vacío que nunca. Siendo más preciso, el espacio se sentía frío. Por un instante entré en pánico. Faltaban todos los accesorios indispensables para la vida cotidiana: los utensilios para cocinar, mi vajilla básica, mis libros favoritos, los cuadros de arte que amigos me han ido regalando, las lamparas de mesa e inclusive mi ropa. Faltaban, por decirlo de una manera, mis pertenencias pero esa palabra me suena burda. Lo que faltaba eran mis compañeros inertes, los objetos que de una u otra manera me han ido acompañando durante distintas etapas de mi vida. No serían más de una docena de cajas, pero me tomaría días disponer de cada cosa en su lugar. Me parece que cuando el espacio es particularmente limitante, tan chico, cada cosa debe tener su lugar preciso. Nada podría estar fuera de su lugar por mucho tiempo o estorbaría. Todo, cada mueble, cada objeto, cada utensilio que metería al cuarto básico tendría que ser esencial para mi. Encontrarle a cada utensilio, a cada objeto y a cada mueble sería el gesto más importante para comenzar a transformar este espacio vacío y frío en un hogar cálido e íntimo. Md tendría que tomar mi tiempo. No podía aproximar esta actividad con prisa. Al final de cuentas este espacio sería mi laboratorio para una vida lenta. Requeriría paciencia, mi reto más grande. Estas cosas, hacer un hogar para uno mismo, no se pueden forzar. Sería cuestión de comenzar, día a día, a probar el espacio, a encontrarle su propia lógica, de ir implantando hábitos, y quizá, con un poco de cariño y atención, ir transformando los hábitos comunes en rituales de mi vida cotidiana.

Tags vidalenta, slowliving, cuartobasico, tinyliving
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